¡Es difícil elegir solo uno! En términos de vida silvestre, presenciar la Gran Migración cruzando el río Mara es inolvidable. He tenido la suerte de verla tres veces, y cada vez me deja sin aliento.
Pero siempre son las personas las que realmente hacen que mis viajes sean especiales. Un recuerdo que siempre me hace sonreír fue conocer a Hassan, un pescador en el Lago Manyara. Se ofreció a llevarme en su canoa, y mientras navegábamos por el lago, intentando comunicarnos con mi swahili torpe y su inglés inexistente, me dijo: “¡Enséñame una canción!”.
Todo lo que se me occurrió fue “If you are happy and you know it, clap your hands” (Una canción inglesa que cantabamos de pequeños).
Cuando el tour terminó y traté de pagarle, simplemente sonrió, rechazó el dinero y, al alejarse, comenzó a cantar nuestra canción, con un pequeño salto. Momentos como este me recuerdan por qué viajo: para conectar, aprender y compartir la alegría de la manera más simple.